jueves, 8 de noviembre de 2007

La laja salteña recupera terreno en la arquitectura

Su producción pegó un gran salto desde 2005 y se ubica hoy en los 2.000 metros cúbicos anuales.

Desde tempranas épocas las singulares lajas extraídas de las estribaciones linderas de Salta se convirtieron en un sello distintivo de la arquitectura colonial de "La linda". Incluso antes de la fundación de la ciudad, en abril de 1582, las culturas originarias de la región enterraban a sus muertos en grutas naturales y recintos de piedra laja.
Con el correr de los siglos, la fascinación ejercida por las rocas sedimentarias de la Sierra del Mojotoro se plasmó en paredes, patios, calles, veredas y monumentos, pero en las últimas décadas su uso en edificaciones tanto públicas como privadas parecía retroceder frente a nuevos estilos, conceptos y materiales.

En los últimos tres años, sin embargo, la producción de laja salteña registró un notorio salto y rozaría en la actualidad los 2.000 metros cúbicos anuales, según estimaciones oficiales.
Aunque no se cuenta aún con cifras ciertas, la revalorización que está experimentando la piedra laja salteña, junto al auge de la construcción, es palpable a simple vista. Se la puede apreciar en un sinnúmero de construcciones privadas (casas, negocios, hoteles) y también en nuevos edificios públicos, como el Centro de Convenciones recientemente inaugurado en las inmediaciones de la rotonda de Limache.

Técnicos de la Secretaría de Minería precisaron que en Salta existen numerosas canteras de piedra laja y rocas cuarcitas que se corresponden con formaciones geológicas de la Sierra de Mojotoro, concretamente en su flanco occidental, y que están clasificadas como materiales de tercera categoría en el Código de Minería.
El secretario del área, Ricardo Alonso, recordó que las cuarcitas y areniscas de la Sierra de Mojotoro fueron explotadas como lajas y piedras de construcción desde los más antiguos tiempos coloniales. "Estas rocas forman parte del íntimo paisaje urbano de Salta, de su alma más profunda, aunque tendían a desaparecer ante el avance de nuevos materiales de construcción", remarcó.

El funcionario recalcó que "esta sierra está formada por rocas del período Ordovícico (Pelozoico) y está integrada por rocas marinas de unos 500 millones de años de antigüedad. Son depósitos sedimentarios de las playas y del fondo de un viejo mar", indicó.
Las lajas salteñas tienen colores amarillos, cremas, marrones y rojizos. Se pueden observar en distintos monumentos históricos como el contorno de la iglesia San Francisco, donde se destaca una piedra de arenisca cuarcítica rojiza.
La piedra laja también se utilizó para los pisos del convento San Bernardo y de la Catedral, entre otros edificios del microcentro salteño.

Otro ejemplo es el monumento a Güemes, para el cual se utilizaron unas cuarcitas rosadas. A su vez, para la construcción del Hogar Escuela se aprovechó una laja amarillenta proveniente de la vieja cantera La Pedrera. Para el Centro de Convenciones, la Ciudad Judicial, Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) y hoteles cinco estrellas inaugurados en los últimos años se usaron lajas y listones extraídos de la cantera Achirana, en la zona del Acceso Norte de la ciudad de Salta.
En este contexto, Alonso resaltó que los trabajos de producción de laja se realizan en forma artesanal sin el uso de explosivos.

Subrayó, asimismo, que las lajas de Salta son materiales distintivos de la zona y "poseen excelentes propiedades físicas de homogeneidad, densidad, porosidad, permeabilidad, higroscopicidad, dilatación térmica y dureza, por lo que son altamente resistentes a la compresión, tracción, flexión, cizallamiento, choque, desgaste y transitabilidad". Todo lo expuesto hace que sean muy preciadas para veredas de alto tránsito y revestimiento de paredes.

Inspiraron a un papa

A veinte años del viaje apostólico que realizó el papa Juan Pablo II a Uruguay, Chile y Argentina, muchos aún recuerdan la homilía que ofreció el sumo pontífice el 8 de abril de 1987 ante el pueblo salteño.

El papa, en aquel mensaje, resaltaba que al ver los patios de laja de Salta se sentía trasportado hacia otros tiempos. "Parece como si nos trasladásemos a aquellos siglos, en los que tantos celosos misioneros trabajaron heroicamente en la obra del Evangelio", manifestó en su homilía Juan Pablo II.
La historia de Salta también recuerda que a fines del siglo XVIII, el gobernador Ramón Pizarro, "notándose con incomodidad pública, que muchos vecinos no han puesto o perfeccionado las útiles veredas, ordenó que en el término de seis meses las pongan con buena laja con solidez e igualdad".

En muchos sectores de su casco histórico, Salta muestra aún hoy sus antiguas veredas de piedra laja, tan resistentes al paso del tiempo como al olvido.


http://www.eltribunosalta.com.ar/edicion-salta/salta/20071105_195558.php

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