jueves, 28 de junio de 2007

La minería busca nuevas fronteras en tierras indígenas

La minería brasileña prevé seguir creciendo a buen ritmo en los próximos años y busca abrir nuevas fronteras en tierras indígenas y áreas de conservación ambiental, alentada por el auge de la demanda mundial de metales.Este negocio en Brasil es uno de los más dinámicos y diversificados en el mundo, con la explotación de unos 100 minerales distintos y clientes en más de 150 países.Las empresas del sector han solicitado al Congreso brasileño que agilice los trámites para permitir la exploración particularmente en tierras amazónicas, donde se presume la existencia de enormes cantidades de valiosos recursos de alta demanda mundial.La solicitud fue formulada oficialmente por el patronal Instituto Brasileño de Minería (Ibram) en un documento presentado al presidente de la Cámara de Diputados, Arlindo Chinaglia con ocho propuestas, incluyendo una que pide acabar con el monopolio del Estado en la extracción de minerales nucleares.'Con el apoyo del Congreso estas proposiciones contribuirán para que prosiga el crecimiento de la minería en Brasil y posiblemente acelerar la velocidad de este crecimiento', explicó Paulo Camillo Penna, presidente del Ibram, una entidad gremial y técnica patrocinada por las empresas mineras.Ya el sector prevé aumentar las inversiones hasta 28.000 millones de dólares entre 2007 y 2010 en nuevos proyectos, a una tasa de 6.500 millones de dólares anuales, el doble de lo invertido en 2004.El segmento de exploración geológica tendrá 350 millones de dólares solamente en 2007, con una fuerte alza desde los 80 millones de dólares en 2004.Chinaglia dijo que el Congreso creará por fin una comisión especial de Diputados para estudiar el tema de la minería en tierras indígenas, algo que hasta ahora no ha sido discutido a fondo.'El tema será retomado en esa comisión especial', dijo Chinaglia. Un proyecto, que ya fue aprobado por el Senado y fue congelado en la Cámara de Diputados, autoriza la pesquisa y extracción de minerales en esas áreas indígenas, pero sólo por empresas brasileñas.Las comunidades recibirían pagos por la ocupación del suelo, adicionales a un porcentaje no menor al 2 por ciento de las ventas brutas del mineral comercializado.La experiencia en Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica demuestra que es posible extraer minerales en reservas indígenas y ayudar a la economía de esas poblaciones y al desarrollo nacional, según Penna.'Un 25 por ciento de la Amazonia es tierra indígena, y ésa es la mayor y última frontera mineral del mundo. La posibilidad de hallar mineral en abundancia es total', afirmó, al señalar que en áreas contiguas a las reservas hay explotaciones minerales que alientan esas expectativas.Las reservas indígenas ocupan 13 por ciento del territorio nacional. Por ejemplo, el estado amazónico de Pará dentro de poco superará a Minas Gerais como el de principal actividad mineral en el país, según el Ibram, por lo que la apertura de esos territorios representaría 'un crecimiento vertiginoso' para el sector a mediano plazo, con nuevas inversiones aún no estimadas.Brasil sólo está levantado geológicamente de forma adecuada en 18 por ciento de su territorio de 8,5 millones kilómetros cuadrados, según los promotores de la apertura.El tema promete ser polémico, porque grupos ecologistas, partidos de izquierda y defensores de derechos civiles ejercen fuerte presión en la opinión pública y destacan que en el pasado la minería ha dejado pocas riquezas en las entidades donde operan las empresas.La Amazonia, con la mayor biodiversidad de un planeta enfermo, es un tema delicado en Brasil, que se debate entre la necesidad del crecimiento económico y las presiones internas y externas para garantizar un desarrollo sustentable.Pero el propio presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha reiterado públicamente que la Amazonia brasileña, donde viven más de 20 millones de personas, no puede ser intocable, y su gobierno también prepara una nueva legislación para regular la minería en tierras indígenas que deberá enviar al Congreso, donde tiene mayoría.La actividad es posibilitada por la Constitución de 1988, pero hasta ahora no ha sido reglamentada, mientras que en los últimos años ha crecido la actividad ilegal en reservas indígenas, especialmente la minería de oro, diamantes y otras piedras preciosas, con al menos 192 invasiones ilegales, según el Servicio Geológico Brasileño.El tema fue planteado el año pasado en la 'Primera Conferencia de los Pueblos indígenas', que reunió a 800 representantes de unas 200 etnias y que en general se inclinó a favor de abrir la actividad.La propuesta de los empresarios encuentra eco en el mundo político y se aferra a las tendencias globales de la industria de minería, con altos precios y fuerte demanda derivada de grandes compradores emergentes como China e India, y tradicionales como Estados Unidos.Investigaciones de Morgan Stanley Reserch Global y del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial indican que el ciclo actual de altos precios de los minerales se debe a esa sostenida demanda en medio del crecimiento de la economía mundial.Rechazan que se deba a una burbuja especulativa temporal, como apunta el estatal Departamento Nacional de Producción Mineral (DNPM).En 2006, el sector brasileño de minería, excluido petróleo y gas, produjo el equivalente a unos 50.000 millones de dólares, con exportaciones de unos 15.000 millones de dólares e importaciones de unos 6.000 millones de dólares.Para todo 2007, el sector prevé un crecimiento global cercano a 8 por ciento en los ingresos por producción y en el volumen exportado.

http://www.argenpress.info/nota.asp?num=044207&Parte=0

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